jueves, 27 de octubre de 2016

Visita a una Bibloestación y a un Paradero Para libros para Parques (P.P.P)


                                                 Milenka Torrico
                                                  Poeta boliviana
                                              
  Durante el mes de septiembre fui invitada a participar de las VIII Jornadas Universitarias de Poesía en la ciudad de Bogotá. Entre las experiencias más sorprendentes y gratificantes, que me tocó vivir, fueron las visitas coordinadas por Fundalectura. La primera actividad fue en la Bibloestación Portal Sur. Considerando que era un lugar de paso y que eran cerca de las 19:00, supuse que no habría público para el conversatorio. Pensé que todo lo que quiere la gente es irse pronto a casa después de un día largo de trabajo.

Se habían dispuesto algunas sillas en la puerta de la Bibloestación y llegaron algunas personas que, entiendo, eran usuarios frecuentes de la biblioteca y habían tenido noticia de la actividad. David Reinoso, el otro poeta, y yo comenzamos con la lectura y se hizo la primera ronda de preguntas y comentarios. Los transeúntes pasaban mirando con curiosidad, unos pocos se detenían por algunos segundos y otros, que habían llegado para devolver libros, fueron quedándose. Luego todas las sillas se ocuparon y alrededor había muchas personas de pie oyendo y participando del conversatorio con gran interés. De hecho, tuvimos que cortar las intervenciones porque habíamos excedido el horario.



  Días después, en el P.P.P. Timiza ocurrió algo parecido. Los asistentes eran, sobre todo, padres e hijos que estaban leyendo los libros que acababan de prestarse. El conversatorio fue aún más rico porque no se limitó a indagar sobre el proceso creativo o las lecturas, sino que se transformó en un debate sobre la literatura, su futuro y su relación con la tecnología. Fue reconfortante oír opiniones lúcidas y certeras y, aún más, notar la pasión de las réplicas.


  Hay tres cosas que en definitiva hacen enormemente positiva esta experiencia. La primera tiene que ver con la diversidad del público: fue increíble ver gente de distintas edades y condiciones acercándose para escuchar poesía, entregando su tiempo a esa actividad que podría parecer insulsa. En mi experiencia, los asistentes a las lecturas poéticas siempre son otros poetas amigos. La otra fue la predisposición al diálogo, esto hace que los encuentros sean más amenos y productivos. La última fue conocer este proyecto que acerca los libros a la gente; hermoso por irrumpir así en lo cotidiano, por aparecer como un niño abriendo los brazos en medio del agobio de la rutina.

La Paz, Bolivia 27.10.16

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